¡Antes morir que rendir!

 

Vivimos tiempos difíciles, aunque bien pensado ¿qué tiempos han sido auténticamente fáciles? Sólo que algunos son un poco más que otros, y a los que nos toca vivirlos nos duele bregar con estas complicaciones sobrevenidas.

Otro de los inconvenientes es que cuando aparece una vía de agua, todo el mundo quiere correr a los botes antes de pensar en cómo podemos taponar el agujero. Claro que hay cosas que no dependen de uno sino de los responsables electos que tienen que ofrecer soluciones, o las tendrían que ofrecer, olvidándose de los parches para solucionarlo. Aunque por desgracia hay visiones que no van más allá de una legislatura, cuando sería necesario poner los cimientos de algo que sea bueno tanto para el que vive el momento presente como para los que vendrán en el futuro.

Hace 202 años, Tarragona (y España entera) sí sufrió una crisis de efectos devastadores, una guerra sin cuartel como la Historia no había visto antes contra la mayor potencia militar del continente en este momento, la Francia napoleónica. ¿Lo fácil? Claudicar, y optar por el laissez passaire. Pero los tarraconenses vieron que hay cosas por las que no se ha de transigir, y optaron por defender su ciudad, porque una vez llegados a un punto, es necesario sacar músculo y aunar esfuerzos.

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Un asedio de 56 días, el mejor general de Napoleón dirigiendo a los asaltantes, casi 20.000 hombres que se estrellaban una y otra vez contra los defensores de la plaza. Al otro lado, una tropa resoluta y una población que supo vender cara su piel y su libertad, actuando al unísono, sin fisuras, a pesar de tenerlo todo en contra.

El 28 de junio de 1811 los franceses abrían brecha, tomaron la ciudad al asalto y tras acabar con la resistencia, empezaron tres días de saqueo. Tarragona fue directamente asesinada, quedando sólo 300 habitantes…de 60.000 que había en 1810.

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“Antes morir que rendir” fue el grito de guerra que resonó hasta el último día al pie de la catedral. 202 años más tarde, los tarraconenses han sabido homenajear a aquellos que supieron hacer frente a la mayor de las dificultades que ha pasado nuestra urbe con entereza, arrojo y honor.

Ellos supieron ir al unísono, y con gran esfuerzo fueron capaces de salir de esa encrucijada. Nosotros, ¿vamos a ser menos?

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