«Tarraco, la puerta de Roma»

          Annibal ad portas! Con este grito, entre la sorpresa y el miedo, los romanos constataron que los ejércitos de Cartago habían superado tras larga marcha todos los obstáculos naturales (que no eran pocos) y humanos (que fueron muchos) desde la lejana Kart-Khadash en Hispania, y ocupaba Italia, derrotando a todas las legiones que el Senado levantaba para derrotarlo.

Para cortar el flujo de suministros cartaginés, Gneo Escipión desembarcó en el Levante hispánico y construyó un campamento en lo alto de una colina desde la cual dominaba el terreno circundante y a la orilla del mar. Este establecimiento militar no se desmantelará con la victoria en Zama liderada por el sobrino de Gneo, Publio Cornelio Escipión el Africano, sino que será a partir de entonces el núcleo principal de asentamiento de Roma en Hispania, donde las tropas podrán descansar de las campañas de expansión y donde se acuñará moneda para poder pagar a los soldados.

Es precisamente el hecho de ser el primer asentamiento romano fuera de Italia que dará a este campamento, mutado en ciudad con el nombre de Tarraco, un lugar de primacía en el organigrama imperial.

Tras unos inicios oscuros deberemos esperar a la presencia de Julio César en nuestra ciudad, en el año 47 aC, durante sus campañas contra los pompeyanos, en que por el apoyo que mostró la urbe a la causa cesariana será recompensada con el título de Colonia y el epíteto de Iulia (por el cognomen de César) y  Triumphalis.

         Y es debido a este rango lo que motivará que veinte años más tarde el emperador Augusto escoja Tarraco como lugar de residencia durante dos años (27-25aC), inaugurando aquí su octavo consulado, recibiendo embajadores de principados de la India y gobernando el Imperio desde la ciudad bañada por el Tulcis, nuestro Francolí.

Primera fundación romana más allá de los Alpes, guardiana de las enseñas de César, sede del gobierno imperial al albergar al propio emperador y capital de la provincia de la Hispania Citerior Tarraconense, la más extensa de todo el orbe romano hasta finales del siglo III dC.

Son suficientes motivos para hacer de Tarraco una ciudad crucial durante la Antigüedad, cuyo esplendor aún perdura en sus monumentos de una magnificencia que sigue sorprendiendo al visitante y que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en noviembre del año 2000.

Sobran motivos para dejarse guiar por la historia de una ciudad bimilenaria que alberga en su interior, cual huevo Fabergé, las ruinas de un imponente circo, o el espacio de gobierno, el Foro Provincial, además de estar cerrada su parte vieja por las murallas romanas más antiguas de Occidente fuera de Italia.

¿Cómo descubrir los secretos de la ciudad? Déjate guiar por Argos por los vestigios más importantes de Tarraco. Por sólo 10€ podrás sentirte como un romano de la época, situándote en los lugares más frecuentados por los tarraconenses del siglo II dC, visitando la muralla, el circo y anfiteatro romano.

         Infórmate en nuestra web http://www.argostarragona.com sobre los horarios y fechas de esta visita guiada. Guiada por los mejores guías de Tarragona, amantes de su trabajo y su historia.

Concurso «Young People For Site»

Queridos/as amigos,

 El Departamento de Cultura y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Tarragona en colaboración con la UNESCO os proponen la participación en el concurso “Young people for site”.

 

Este concurso, dirigido a jóvenes entre 18 y 27 años, consiste en ofrecer ireas relativas a aspectos espaciales, servicios, elementos urbanísticos o cualquier otro mecanismo para dinamizar el conjunto monumental de la ciudad romana de Tárraco.

 

Si os animáis a participar, encontraréis la información del concurso en los sigueintes links:

 

BASES CONCURSO YOUNG PEOPLE FOR SITE

SOLICITUD CONCURSO YOUNG PEOPLE FOR SITE

CUESTIONARIO ONLINE

ANEXO 1

 También se ha creado un evento en la página www.facebook.com/argostarragona para seguir el proceso y reunir todos los comentarios relativos al tema.

Para formalizar vuestra pariticpación, tenéis que enviarnos la solicitud del concurso vía email a la siguiente dirección: blanca.cros@argostarragona.eu

La fecha límite de presentación es el 20 de enero de 2012.

Esperamos que este concurso os ayude a desarrollar vuestras ideas para mejorar el conjunto monumental de Tarraco.

Muchas gracias por vuestro interés.

 

Jujol, discípulo de Gaudí.

          A lo largo y ancho de Europa, en el siglo XIX, triunfó un movimiento que rompía los moldes establecidos de los cánones arquitectónicos y estilísticos en boga desde entonces. Terminado el Neoclasicismo hubo un período de formalidad ecléctica que sin ser nada nuevo, tampoco representaba nada viejo, de ahí que el Modernismo se llame así, con variantes, en todo el Viejo Continente, con términos que especifican su vitalidad, su juventud, su modernidad o la secesión que supuso.

Hubo, pues, una multitud de arquitectos que se apuntaron al nuevo movimiento, construyendo edificios que embellecieron las ciudades y daban lustre a las respectivas burguesías que, a caballo del empuje de la Revolución Industrial, ganaban dinero y lo gastaban en elementos suntuarios, en las apariencias y en la dulzura de vivir.

       Naturalmente, hubo algunos artistas que descollaron del resto y han legado auténticas obras de arte que aún hoy son admiradas y visitadas. En nuestra tierra, Gaudí está en boca de todos, a pesar de que su exceso artístico fue discutido, por exótico, desde el primer momento en que obtuvo el título, cuando el presidente del tribunal que lo hizo arquitecto se preguntaba si Gaudí era un genio o un loco.

Todo maestro tiene sus discípulos, que sin querer emular a aquél que le da la oportunidad de mejorar, sabe marcar una pauta que sin ser igual sabe ser distinta, propia, y por tanto se aprende a distinguir la variación de la simple copia. Este es el caso de un tarraconense que supo dejar su huella ligeramente gaudiniana, pero indudablemente propia: Josep Maria Jujol (1879-1949).

      En Tarragona de sus obras más destacadas fue el Teatro Metropol, que funciona tras años de cierre desde 1995 como teatro municipal. Nació como escenario para las obras del eclesiástico Patronato Obrero en 1908, cosa que explica las referencias al mar y a la navegación, pues es metáfora de la expresión que identifica a la Iglesia como una nave.

También trabajó para particulares, como la Casa Ximenis en Via de l’Imperi Romà, creada para el canónigo Ximenis en 1914, el santuario de Montserrat en Monferri (1926) o la rehabilitación en Els Pallaresos de la Masia Bofarull entre 1914 y 1931, cuando el Modernismo hacía tiempo que había pasado de moda. Esto demuestra que supo trascender el estilo con el que se dio a conocer y, por tanto, deja clara su maestría arquitectónica, que también se puede admirar en Sant Joan Despí, Cornellá de Llobregat, Creixell o en la monumental fuente de la Plaza de España.

        Pero seguramente pocos de los que admiran la Casa Batlló saben que Jujol diseñó parte del mobiliario o que la decoración de temática marina de la Pedrera es también suya, como se puede comprobar contemplando los elementos de animales marinos muy parecidos que  se pueden contemplar en el Teatro Metropol. O, sin ir más lejos, que los soles de cerámica de la Sala Hipóstila del Park Güell también se deben al arte jujoliano, el cual supo dejar su impronta más allá de la tierra que le vio nacer para ayudar a hacer del Modernismo un arte global.